Es la cuna de diversos delitos como contrabando humano, explotación, adopción ilegal, drogas y venta de recursos naturales

Por los trillos terrestres, fluviales y marítimos de Guatemala a México ya se contrabandeó con seres humanos para explotación laboral, sexual, migrante y adopción ilegal, sicarios, cocaína, heroína, amapola, fentanilo, metanfetamina y otras drogas sintéticas, precursores químicos, maderas preciosas, animales protegidos, bienes arqueológicos y, a veces, hasta papel higiénico y cervezas.

Por los de México a Guatemala ya se traficó con armas de fuego, municiones, gasolina y otros derivados del petróleo, dinero en efectivo, vehículos robados en Estados Unidos y, a veces, hasta jabón y tequila.

Todo operó con un nexo común: el involucramiento de caciques políticos mexicanos y guatemaltecos con el crimen organizado transnacional que, en una mezcla de corrupción con fuerzas de seguridad de ambos países que surgió hace más de 50 años, acaparó dominio de los 965 kilómetros de longitud de la porosa frontera entre México y Guatemala.

Joaquín, “El Chapo”, Guzmán, el más famoso narcotraficante mexicano, líder del Cártel de Sinaloa y condenado en 2019 en Estados Unidos a cadena perpetua más 30 años de cárcel por narcoactividad, fue detenido en 1993 en el conflictivo suroccidental departamento (estado) guatemalteco de San Marcos. Guzmán fue repatriado de inmediato por Guatemala desde ese sitio limítrofe con México.

En un cruce de ataques políticos y diplomáticos, Guatemala acusó en la década de 1980 a México de permitir el contrabando de armas de las fuerzas militares mexicanas para las guerrillas comunistas guatemaltecas.

Se extiende corrupción
El embate de los cárteles mexicanos De Sinaloa y Los Zetas también atacó la Reserva de la Biosfera Maya, bordeada por México por el norte y el oeste y por Belice por el este, ubicada en la norteña región guatemalteca del Petén, con 21 mil 602 kilómetros cuadrados y el área natural protegida más grande de Guatemala.

Contratados por ambas narcomafias, campesinos guatemaltecos desataron en 2017 una ola de incendios en la Reserva, abrieron trochas y ocuparon tierras para facilitar sus operativos de narcotráfico al improvisar pistas clandestinas de aviación y recibir aeronaves cargadas de drogas y procedentes de Colombia y Venezuela.

“Donde el Estado, a través de su institucionalidad pública, está ausente, principalmente en áreas fronterizas como en el sur de México, entonces gobiernos municipales, gobernaciones departamentales y diputados tienen este financiamiento (del narcotráfico) a sus campañas políticas” para favorecer al crimen organizado, dijo Barrios.

FRÁGIL ZONA PARA EL CRIMEN
Al narrar que Guatemala “está vulnerable” por la penetración de las mafias en sus límites con el sur de México, explicó que alcaldes y políticos guatemaltecos “ven manchada su participación [institucional] por su fuerte vínculo con el narcotráfico”.

El Cártel de los Pochos, de Guatemala, dirigido por la familia guatemalteca Suñiga Morfín. En febrero anterior, el Departamento del Tesoro de EU identificó como narcotraficantes a Morales, a su esposa, la alcaldesa Isel Aneli Suñiga Morfín, y a otro de sus miembros y a cuatro de sus empresas por operar al servicio de la mafia De Sinaloa.